Un 7 en Cuarentena

Si hace dos años me hubiese tenido que quedar en la casa sin salir por más de un mes, creo me hubiese enloquecido.

Hoy, gracias al máster de Desarrollo Personal y Liderazgo de Borja Vilaseca, empecé un viaje maravilloso, el mejor que he podido hacer en mi vida, un viaje de autoconocimiento.

La primera herramienta que utilizamos durante el máster fue el eneagrama. El eneagrama es un sistema que describe 9 tipos (eneatipos) de personalidades o modelos mentales. Esta herramienta me ha ayudado mucho a entenderme, aceptarme y gestionarme.

Gracias a ella me di cuenta que soy un eneatipo 7, que nací así y que no es precisamente mi culpa que a veces piense y actúe de determinada manera. Como todos los demás eneatipos, hay veces que podemos estar centrados en nuestra esencia/amor o hay veces que nos descentramos a nuestro ego/miedo, y hay veces que nos desviamos hacia otros eneatipos.

Cuando escuché la descripción de Borja de cómo se comporta un eneatipo 7, no pude contener la risa porque tal cual me estaba describiendo a mi.

En resumen, el eneatipo 7 cuando está centrado está presente, tranquilo y feliz con las cosas sencillas de la vida. Cuando no, intenta huir de la soledad y el silencio porque entra en contacto con el malestar o vacío de su interior entonces intenta buscar el placer en el exterior con entretenimiento, comida, viajes, actividades etc. para llenar ese vacío. Tiene miedo a sufrir.

En mi caso, me di cuenta que muchas veces estaba descentrada. Tengo 5 ejemplos para explicarme mejor.

El primer ejemplo: Cuando llegué a estudiar en la universidad de Miami fue la primera vez que viví en un lugar diferente al que nací. Tenía tanto por descubrir! Y yo no me quería perder de nada. Quería conocer a todo el mundo, estar en todos los planes aunque me tocara salirme de uno temprano e ir al otro para no perdérmelo, probar todas las discotecas, participar de todos los clubes deportivos y académicos, en fin. Sinceramente creo que fueron los mejores años de mi vida, disfruté la experiencia al máximo, pero definitivamente no era sostenible.

Segundo ejemplo: Cuando llegué a Barcelona quería probar todos los restaurantes, ir a todos los lugares y eventos y viajar casi que a todas las ciudades de Europa. Esto lo único que me generaba era ansiedad y una separación de disfrutar el momento presente por estar pensando que podría estar haciendo algo mejor.

Tercer ejemplo: muchas veces comía por probar lo que pensaba que podía darme placer porque me sonaba rico o porque me lo habían recomendado, cuando en realidad no tenía hambre, solo comía porque pensaba que esa comida me podía hacer feliz. Pura gula. Obviamente después terminaba sintiéndome fatal, no solo psicológicamente sino fisicamente. 

Cuarto ejemplo: no podía disfrutar de un desayuno tarde y largo de un domingo soleado porque tenía prisas por salir pensando que no podía perderme del buen día que hacía afuera y de todas las actividades que me esperaban. Era impensable quedarme todo el día en casa porque, qué perdida de tiempo! Tenía que hacer cosas! Vivía con prisas…

Por último, me di cuenta que en realidad no quería empezar a trabajar por miedo a que mi vida se volviera monótona y aburrida. Finalmente, logré conseguir un trabajo que disfruto y me mantiene entretenida, viviendo el presente y sin pensar que estoy sentada en una oficina 8 horas «perdiendo el tiempo», como pensaba antes. Lo más importante, me ha permitido ser más madura y responsable, tener independencia económica de mis padres, mejorar mi autoestima y fortalecer mis habilidades de liderazgo. 

Menos mal que ya me he dado cuenta de lo que había detrás de mis ideas y de mi comportamiento en el pasado. Ahora, cuando vuelven algunos de esos impulsos descentrados me doy cuenta y respiro. Me pregunto a mi misma: de qué estoy tratando de huir? Y lo acojo. Qué prisa tengo? Qué le falta a este momento? Por lo general la respuesta está injustificada.

Me gusta pensar también que soy completa, no me hace falta nada, ya soy amor y felicidad. No tengo que buscar nada afuera porque todo lo que busco ya lo tengo dentro. Solo tengo que parar un poco, estar presente y callar un poco la mente para darme cuenta. Para mi estar viva ya es suficiente razón para ser feliz! La vida es un milagro y hay mil milagros con los que sorprendernos y a los que apreciar a nuestro alrededor. (Les dejo más abajo algunas fotos que tomé desde mi terraza con algunos ejemplos de estos milagros 🙂 )

Doy muchas gracias por poder disfrutar de la cuarentena, por poder estar tranquila después de más de un mes sin salir de la casa. Disfruto de lo simple y lo esencial; de trabajar, de cocinar, de hacer ejercicio, de llamar a la familia y amigos, e inclusive, de NO HACER NADA!

Te invito a que investigues un poco más acerca del eneagrama e inicies tu viaje de autoconocimiento. Es súper poderoso! La mejor parte es que al conocernos a nosotros mismos también podemos conocer a los demás. Cuando los conocemos los podemos aceptar y podemos elegir no sufrir al no tomarnos nada personal.

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